Hace una semana, Clay Shirky conmemoraba el impensable escenario que acechó a los medios de comunicación estadounidenses hacía fines del siglo XVIII, y sus efectos en la actual digitalización de los periódicos.
Curiosamente, y como medio introductorio, ponía el caso de un joven que hacía 1993, había pirateado la aclamada columna de Dave barry, escritor entonces del Miami Herald. Su afición por el columnista llevó al deseoso internauta a usurpar parte de los elementos expuestos por Barry con el fin de expandir dicho trabajo que a su juicio, merecía ser leído por todos.
La ansiedad del joven marcaba no sólo la falta de cuidado hacia los medios impresos de la época, sino también lo que sería el inicio de la próxima era que vivirían los periódicos adportas al nuevo milenio. Frente a un posible escenario caótico, las interrogantes frente al caso dieron paso a múltiples alternativas que permitieran preparar a los medios, frente a la nueva herramienta que silenciosamente, acechaba los hogares de las familias norteamericanas.
Lo que hacía los 90 se convirtió en una preocupación frente a una crónica de una muerte anunciada, hoy se presenta como una importante oportunidad para masificar y fortalecer su pisar en lo que es y será los medios digitales.